
Las consecuencias de la emergencia humanitaria compleja en la familia venezolana cada vez es más evidente. El Observatorio Venezolano de Violencia publicó su estudio más reciente sobre la forma en que la misma ha afectado a las personas más vulnerables, niños, niñas, mujeres y adultos mayores.
Gloria Perdomo, coordinadora nacional del Observatorio Venezolano de Violencia, explicó en el programa En Este País, de la Red Nacional de Radio Fe y Alegría, que en el informe se detallan tanto abusos que se producen dentro del seno familiar, como de parte de las autoridades al no garantizar el acceso a los servicios básicos.
“La emergencia humanitaria compleja es un factor y una circunstancia relevante para analizar la violencia. Ha sido muy prolongada y tiene varios años afectando a la población, no solo genera dificultad para conseguir alimentos, también produce pobreza extrema, daños y afectaciones en lo que son las condiciones más básicas para garantizar la vida y la posibilidad de desarrollo. Por eso hemos visto vulnerabilidad de la población infantil que sufre de desnutrición y que, al ir a un centro de salud, se consigue que no están dotados con insumos para dar atención oportuna”.
El estudio del OVV documentó casos de hambre, desnutrición, mendicidad, explotación y abandono en 15 estados del país. “Hay una situación importante de privación de los recursos básicos y elementales para la subsistencia de los niños, niñas y adolescentes”.
Según Perdomo, lo agudo de la crisis humanitaria y la situación de precariedad ha llevado a la familia a migrar. “Y esta es una migración que no ha sido controlada ni asistida por las autoridades públicas generando que la familia se quede sola. Una de las consecuencias más graves de esto es el desamparo y retraimiento de parte del Estado que pone sobre los hombros de la familia el resolver la crisis”.
Algunos datos del informe señalan que el 76% de las familias experimentaron no tener dinero disponible en los bolsillos en los últimos 12 meses. 61% manifestó no haber tenido suficiente comida, 58% no haber tenido medicina para un tratamiento y 28% se sintió inseguro frente a una posibilidad de sufrir un delito en casa.
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